viernes, 22 de junio de 2012

La filantropía del Doctor Paz Varela, mi bisabuelo (II)

Transcribo a continuación un artículo publicado en El Pueblo Gallego con fecha de 27 de septiembre de 1964 por un discípulo de mi bisabuelo,el Dr. Jose Juan Gianonatti, en el que glosa su vida y obra.

                                        Recuerdo de Don Manuel Paz Varela

Varela,para los amigos. Médico por oposición de la Armada,Médico municipal de Mos. Pero médico de todos los porriñeses. Alto, moreno, pelo entrecano, con fuertes entradas, cabellera rebelde, frente despejada, vestía con un desgarbo elegante, camisa con alzacuello duro, chalina y un sombrero negro, que más parecía chambergo o sombrero de cowboy. De palabra fácil, era un gran conversador, tanto en castellano, magnífico en todo momento, como cuando hacía uso de la lengua vernácula. También hizo excursiones por el campo de la literatura y el periodismo, colaborando en "La Integridad" de Tuy, muy asiduamente, y en periódicos nacionales y portugueses.

Dejó escritas tres novelas en portugués, que se caracterizan por el fino humorismo que en todo momento se advierte en éllas. Gran médico, siempre en contacto con los últimos adelantos de la Ciencia, era sobre todo un magnífico clínico, y sus exploraciones minuciosas, gozaban de la elegancia, y de la meticulosidad, de los grandes clínicos del siglo pasado. Amigo de los pobres, hacía constantemente medicina social, ya que sus honorarios eran muy módicos, en comparación con lo que se acostumbraba a cobrar en aquella época.

La admiración y agradecimiento se lo mostraban Mos y Porriño, el día de San Manuel; el primero de enero, la casa de Varela aparecía repleta de presentes, obsequios, la mayoría de los cuales venían a corresponder a una enfermedad curada, y de la cual salía el enfermo sano, pero anémico económicamente; y como la botica era lo primero, y don Manuel era "tan boo"...con una tarta de almendra de Juanito el Dulcero, quedaba la cuenta pagada.
       
¡Cuántas anécdotas se podrían contar de la vida de don Manuel! Pero quizás la anécdota de mayor interés, por el fin a que dió lugar, ocurrió una noche del año 1937; si no recuerdo mal, al ser llamado para asistir a un enfermo de una lejana parroquia, noche fría y lluviosa. Como siempre, acudió solícito al lado de aquel que reclamaba sus servicios, y a quien curó; pero a  cambio él enfermó de una afección respiratoria aguda, que en pocos días se lo llevaba a la sepultura.  
                                         
Así se fué el doctor Paz Varela, cumpliendo un servicio médico; así fué toda su vida, un acto de servicio, dedicada de lleno a curar, paliar o calmar dolores ajenos.

Creo que los porriñeses de alrededor de los cincuenta estamos en deuda con este pontevedrés, cuya plaza oficial estaba en Mos, pero que su corazón estuvo siempre en Porriño.

Ahora que se ha abierto la época de los recuerdos en Porriño, a nadie con más justicia se le debe un homenaje, que a este médico de pueblo, por voluntad propia, ya que era tal su categoría profesional que estaba llamado a ser una de las figuras médicas no de la región, sino nacional, y sin embargo vivió en una villa como Porriño, haciendo medicina de verdad, la mucha medicina que día tras día tienen que aplicar los médicos todos esparcidos por esta ancha España. Verdaderamente asusta pensar en la fineza de diagnóstico a que llegó Paz Varela, en una época en que los únicos medios que tenía a su alcance eran su estetoscopio y la técnica de la percusión, la cual dominaba de una manera tan completa que sus exploraciones se convertían en verdaderas lecciones para los compañeros o aspirantes que tuvimos la dicha de verlo actuar.

Ahora que Porriño crece a una velocidad de vértigo, rotular con el nombre de Don Manuel Paz Varela, Médico, la travesía que va desde la calle de Antonio Palacios a las Angustias, y que de hecho une a Mos con Porriño, es un deber moral que tenemos que cumplir los que lo conocimos, los que lo tratamos y los que lo recordamos, y aquéllos a quienes curó y a quienes dedicó su vida entera. Aquéllos que son agradecidos son bien nacidos; máxime cuando como en estos momentos Porriño empieza su fase de desarrollo, para convertirse en una ciudad; es cuando, antes de caer en el anonimato, al convertirse en una gran población, los porriñeses del pequeño pero querido Porriño, tenemos que dejar plantados, como hitos, los nombres de hombres que lo dieron todo a Porriño a manos llenas, que dieron hasta su vida, para que los que vengan de fuera, un día cada vez más próximo, sepan que van a formar parte de un pueblo que es enormemente agradecido, con aquéllos que de una manera u otra coadyuvaron a su progreso y bienestar.

                                                                                                            Dr. Jose Juan Gianonatti
                                                                                               Madrid, 1 de septiembre de 1964.
                                                                                                      






Pd. del bisnieto: aun en los tiempos en los que nos toca vivir, donde no es precisamente oro todo lo que reluce, y la arbitrariedad, la ingratitud, la injusticia, el fariseísmo y la "aurea  mediocritas" están bien asentadas, hoy mi bisabuelo tiene una calle en Porriño, y este pueblo, que es un auténtico núcleo industrial de Galicia, recuerda para siempre a uno de sus benefactores, dando cumplimiento a las palabras del Dr. Gianonatti.



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